¿Cuáles son las consecuencias de no legalizar el juego online?
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¿Cuáles son las consecuencias de no legalizar el juego online?

La regulación y administración del juego online avanza en las distintas jurisdicciones de nuestro país.


En la pandemia por el Covid-19, el incremento en la demanda de oferta de juego virtual aceleró aún más su desarrollo.


¿Cuáles son las consecuencias de no legalizar el juego online?


El avance el juego ilegal online en nuestro país tiene consecuencias negativas sea cual fuere el punto de vista desde el que se lo analice porque:


• No tributa impuestos y eso significa evasión impositiva y menores recursos para el Estado.

• Genera ingresos en negro y precarios, con vulneración de derechos laborales y sociales.

• No hay control sobre el juego por parte de menores de edad y apostadores con problemas de juego patológico.

• Genera recursos en la ilegalidad que luego se intentan ingresar al circuito legal mediante maniobras de lavado de dinero y activos, constituyéndose como otro delito penal adicional.

• Financia otras actividades ilegales.

• Provoca fraudes y falta de transparencia en los sorteos y adjudicación de premios, al no ser posible, en la mayoría de los casos, cobrar los premios supuestamente “ganados”.


¿Por qué regular el Juego Online? Por múltiples razones:

  • Demanda existente – Realidad del e-comerce

  • Combate efectivo al juego ilegal

  • Protección de los derechos de los ciudadanos (menores de edad –grupos vulnerables)

  • Protección de los derechos de los jugadores / apostadores (juego justo)

  • Control de Lavado de Activos

  • Generación de recursos para acción social a través de impuestos


Más ventajas del Juego Online:

  • Nominación del jugador

  • Implementación efectiva de políticas para grupos vulnerables (autoexclusión)

  • Control de Lavado de Activos

  • Conocimiento de identidad (control de mayoría de edad)

  • Herramientas eficaces y dinámicas de Juego Responsable.


Solo el entretenimiento con autorización oficial, garantiza el control y prevención del lavado de activos, el cuidado de los jugadores patológicos a través de los Programas de Juego Responsable y la generación de recursos legítimos que son destinados al bienestar de cada una de las comunidades donde se concreta esa apuesta.






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